¡Hola!🙋 Espero que os encontréis muy bien.
¿Alguna vez os habéis planteado crear un blog? En el fondo, un blog es como un cuaderno abierto donde cualquier idea, hallazgo o duda se asoma al mundo y puede encender conversaciones inesperadas. Para la ciencia, es una vía súper ágil: en lugar de esperar meses a un artículo formal, puedes compartir reflexiones preliminares, enlazar a preprints o resumir un estudio recién salido, y al instante recibir comentarios de colegas o incluso de personas afectadas por el tema. Eso ayuda a detectar ángulos nuevos o corregir enfoques antes de la versión definitiva.
Además, el blog une la parte más “humana” del investigador con lo académico: contar en primera persona (sin excesiva pomposidad) el motivo de un experimento, el reto de recopilar datos con poblaciones pequeñas o la sorpresa de un resultado que no esperabas, invita a otros a empatizar y a colaborar. Cuando el tema es sensible, como la soledad en diagnósticos de enfermedades raras o la salud mental, ese tono cercano es clave para que quienes lean se sientan parte y compartan sus vivencias o sugerencias de recursos.
Otra ventaja es que un post bien enlazado sirve de punto de partida para difundir en redes sociales: compartes tu entrada en Twitter/X o LinkedIn, alguien retuitea, aparece en foros especializados y de ahí puede salir una colaboración o una invitación a un webinar. Es como sembrar semillas que germinan a través de distintos canales.
Fuente: Pixabay
Para inspirarse, vale la pena visitar blogs que combinan rigor y un lenguaje cercano en temáticas afines. Por ejemplo, en “La Ciencia de lo Singular” de Share4Rare se explica con claridad el impacto psicológico de las enfermedades raras y se publican entrevistas y reflexiones prácticas . Otro espacio interesante es el blog de Rare Disease Report, donde se enlazan avances clínicos con aspectos de calidad de vida y salud mental de pacientes con patologías poco frecuentes. Leer estos sitios muestra cómo alguien transforma datos y estudios en historias accesibles y útiles.
En definitiva, el blog es una herramienta científica que amplía la visibilidad, fomenta la colaboración y humaniza la comunicación de la investigación. No hay que ver como distracción el dedicarle un rato a redactar un post: al contrario, puede ser el impulso que permita que tu idea llegue más lejos y conecte con personas que aporten justo lo que faltaba. ¡Anímate a probarlo y a ver cómo crece la conversación!
Por si es de tu interés, puedes ver mis perfiles en ORCID, Google Scholar y About.me
Y tú ¿ya tienes tus perfiles a punto?
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